martes, 20 de enero de 2015

CUEVA DE LUBIERRI

                                 


                             NUESTRA PRIMERA CUEVA....


Aunque en esta ocasión la cueva no era nuestro único objetivo, si que era la primera vez que la mayoría de todos nosotros entraba en una cueva. En aquel entonces nuestros peques tenían entre 4 y 5 años.

Esta fue una excursión no muy larga pero si muy entretenida, en la que vimos varias cosas interesantes y todavía se podían ver algunas más…

Comenzamos a andar por los prados de Eskiza, situados en la carretera que va  de Urbasa a Otsoportillo. Aquí nos encontramos con una curiosa cruz, conocida como “la cruz del valenciano”: De ella, cuenta la leyenda que en ese lugar fue asesinado por unos bandidos un arriero valenciano que venía de la Rioja atravesando el Puerto de Santa Teodosia y Entzia. Lo curioso de la inscripción que figura en la cruz es que recuerda que allí murió una tal Joseph Goicoeche Echevarría en el siglo XVIII.

Después seguimos hasta el menhir de Bretxagaña con una altura de 2 metros, del que dicen que la sombra que proyecta tiene forma de flecha.
Continuamos por cómodo camino,  a nuestra derecha dejamoss la cueva de Urkoba que en esa ocasión no vimos, pero que habrá que ver en un futuro. Al poco nos encontramos con la cueva de Lubierri, justo bajo nuestros pies. Tiene 2 bocas de entrada: una grande y otra más pequeña y unos 60 m. de recorrido. Nosotros entramos por la grande y salimos por la pequeña, pasando así unos metros de 
oscuridad.




Ya en la boca nos dispusimos todos a entrar, emotivos momentos…









Cerca de la salida hay un pequeño agujero como a metro y medio de altura que da a una pequeña sala, donde estuvimos jugando un rato, nosotros le llamamos “el agujero de la bruja” y / o “Sorgiñaren etxea”. 

Qué tiempos, mi primera gatera!!! Y pensar que casi se me hizo dura…
Salimos por la boca más pequeña (boca oeste) y creo que todos salimos contentos, con diferentes, pero buenas sensaciones de nuestra “pequeña aventura”. No sé quién disfrutó más, si los pequeños o alguno de los mayores.










De aquí seguimos por el camino hasta situarnos entre dos dolinas, la de Obats y Zulo handi. Esta última es la mayor de Urbasa (que yo sepa) con algo más de 500 m. de diámetro y más de 100 de desnivel negativo.
Bajando un poco del camino, encontramos un bonito mirador natural.
Retornamos hasta la cueva y de aquí pasamos por un espectacular hayedo hasta los rasos de Aizaluza (dirección SE) y mientras los peques y algún mayor correteaban por los prados, causando “asombro” en el ganado, el resto nos fuimos por el bosque a buscar los coches.


Interesante excursión, perfectamente ampliable y buena cueva para la iniciación, en especial con niños.












jueves, 8 de enero de 2015

CUEVA DE LAMINATITUR

                              
       

   



En esta ocasión nos juntamos un nutrido grupo, tanto de niños como de adultos, pero aunque éramos muchos, contaba con la ayuda de unos amigos y de una pareja de “espeleo-amigos” de Burgos que nos acompañaban con sus hijos.





La cueva, en principio, no es complicada, aunque si tiene una entretenida gatera y una trepada casi al final, en la que hay que tener mucho cuidado, en especial con los peques.





La entrada a la cueva es bastante divertida: un agujero relativamente pequeño en el que hay que “colocarse”. Alguno de nuestros acompañantes de ese día prefirió no pasar. Nosotros colocamos una cuerda por si acaso, ya que después del “agujero” de entrada viene una rampa larga que, en ocasiones, suele patinar.
Una vez abajo salen dos galerías, una a nuestra izquierda. y otra a nuestra derecha. Dejamos la de la izquierda. para el final. Estas se comunican por un paso alto, pero un tanto peligroso, por lo que al ir muchos, seguimos por el camino normal, como gente seria…
Según vamos andando, la cueva se va volviendo más entretenida y bonita, hasta que llegamos a la gatera, un  estrecho paso. Tras algún intento, nadie se decidió a pasar, así que me toco romper el fuego. Poco a poco fueron pasando todos, unos más ladeados, otros más torcidos, algún resoplo, pero bien, todos pasamos mejor o peor, pero todos llegamos al otro lado, nadie quedo atrás, y esa voluntad es la que cuenta. Eso si es espíritu. Premio para todos….






Pasada la gatera está la parte más bonita de la cueva. Seguimos todos hasta llegar  a una pequeña escalada en la que hay puesta una cuerda. Los niños más mayores subieron con algunos padres y el resto nos dimos la vuelta con los peques (yo ya la he subido varias veces y hacía falta gente para acompañar a los txikis, así que vuelta). 
Volvimos a pasar la gatera, esta vez más sueltos, y esperamos al resto, en una salita pasando el rato con esa alegría que nos caracteriza. Al rato volvimos a juntarnos todos. Luego unos pocos salieron de la cueva y el resto nos fuimos a disfrutar en la otra galería, donde hay un tobogán de barro  con el techo bajo. Todo salió bien, excepto que no había barro, estaba seco y apenas resbalaba. Y es que no se puede todo.
Pese a ello resultó  muy entretenido.
De aquí ya vuelta, y última contorsión en la salida entre bromas y risas del resto, que nos esperaban fuera.

Bonita y divertida cueva.

 Y como aún quedaba día (aunque menos porque nos tocó el cambio de hora) fuimos a dar 
un paseo hacia los laberintos de
 piedra, pero nos guardamos esa
 historia…